miércoles, 28 de septiembre de 2011

Piedra papel o tijera


Me prometí que no volvería a pasar, que no permitiría que mi felicidad dependiese de otra persona que no fuese yo. No puedo permitirme perder horas por ralladas, tener cambios de ánimo bipolares, rallarme por cosas que no se ni si son importantes o no valen la pena. Estoy en segundo de bachillerato, y no puedo pasarme una hora y media tumbada en el suelo llorando por una puta frase mientras mis esquemas de historia quedan abiertos e incompletos y mi libro de química sigue en la mochila. No puedo permitir que mis estudios vayan cogidos a lo que diga y deje de decir ella.

No entiendo nada. Pensé que contigo todo sería diferente. Eras estabilidad. Porque de golpe lo único que haces es desequilibrarme? El jueves me convenciste de que te perdía y me quedaba sin ti. Y hoy he tocado el cielo, hemos sido perfectas. Y has dicho una última frase, la última del día, una sola, que me ha hundido por debajo del nivel del mar. Y estamos otra vez en lo mismo, en pasar del cielo al infierno en dos segundos, en que vuelvo a ser yo la rallada y la que está más enamorada. Cómo con todas. Cómo siempre. Cómo siempre que acabo destrozándome. No entiendo nada.

Me prometí que no volvería a pasarme. Nunca imaginé que me rallaría así por ti. Dos en menos de una semana. ¿QUÉ COÑO PASA? Son chorradas o me lo tendría que tomar en serio? Soy incapaz de ponerte buena cara mañana. Soy incapaz de sonreírte como si nada. No se hacerlo, no se disimular lo que siento, mi cara es un reflejo calrísimo de mi alma, siempre lo ha sido, me miran a los ojos y saben como estoy.

Yo enciendo la puerta, tu me cierras la luz, los dos le damos mil vueltas, pero siempre sale cruz.

K.

No hay comentarios:

Publicar un comentario