lunes, 3 de noviembre de 2014

soy inmune a la muerte!





Ayer en la ducha descubrí que mi mundo se estructura en torno a tres tipos de chicas;

Existen las que van de frente y son transparentes. Te dicen lo que quieren, actúan con claridad, sabes de qué pasta son, y además una vez entras las pillas, las entiendes, rápidamente, fácilmente. Las cosas son fáciles, y entiendes por donde vais, te construyes y se construyen. Pueden ser complicadas, pero sabrás que lo son, porque lo son y dónde se encuentran esas complicaciones.

Luego tienes a las tóxicas. Las tóxicas te dejan entender una única cosa de ellas. Que no entenderás nada más. Te lían, te marean, te dicen cosas que no tienen ningún tipo de relación con lo que hacen. No puedes entrar, y si consigues hacerlo vas a tener que superar miles de barreras de complicaciones y de vueltas. Te atrapan, y piensas que puedes salir cuando quieras, pero es mentira. Te envuelven y vienen y se van y vuelven a venir, y se pegan a ti. Llevan el cartel de “peligro” escrito en mayúsculas y letras de neon en la frente, y lo ves. Lo ves al principio, aunque a veces vaya camuflado de fragilidad y pueda confundirse con “busco ayuda, rescátame”. No la buscan. O si, pero no te lo dirán ni lo aceptaran nunca, y cada vez que entres y te acerques te darán más vueltas.

Y finalmente existen las que más miedo dan. Dan más miedo que las tóxicas porque son buenas. Porque cuando te acercas a una tóxica sabes que te estás metiendo en algo que no puede salirte bien. Pero cuando te acercas a una de éstas... Sabes que es bueno. Y que vas a hacerte daño.
A ellas también las entiendes. También sabes por donde van en términos generales, sabes que esencia tienen. Pero cuando entres te vas a perder. Porque tienes clara la dirección, pero no sabrás por donde cogerla, y cuanto más entres más querrás conocer. Porque sabes que la dirección es buena aunque no entiendas el sentido. Te atrapa su forma de pensar, te quedas con sus expresiones, y cada pedacito de ellas que comparten contigo te hace desear más, querer conocer más.
Y yo nunca soy lo suficientemente compleja o interesante para abarcar todo esto, o para ser la persona con quien lo compartan. Y entonces, cuando ya estoy dentro, es cuando veo que quiero salir. Y no se como hacerlo, porque realmente, querer querer quiero quedarme, quiero llegar a entender a pesar de que se que posiblemente sea imposible.
Por eso dan miedo. Porque nunca funciona. Pero te atrapan. Y siempre quieres que funcione, y siempre quieres saber más.

Y no, no hay que clasificar, cada persona es única y no creo que puedas encajar a cada persona de tu mundo en una categoría, y mucho menos en una de éstas tres. Pero en términos generales, esto es lo que yo me encuentro. Que siempre soy feliz con las primeras, que me llenan y me ayudan a crecer y que las cosas son fáciles. Que me acerco a las tóxicas por puro morbo y adrenalina, por saber, y se que juego con fuego y se que luego saldré. Y que las últimas, las que dan miedo, me cogen sin darme cuenta, estimulan cada una de las neuronas de mi cerebro, y no entiendo donde estoy hasta que estoy.


Pero bueno.. Mientras no me pierda a mi... es lo que importa al fin y al cabo, y ahora me importa encontrarme, aprender a buscarme y sacar pequeñas conclusiones de ello. Creo que he crecido, o, por lo menos, que he encontrado algo mío que no había salido hasta ahora, he buscado determinación, he buscado argumentar mis actos, he buscado ser consciente, responsable y consecuente. Ha salido, y no creía que pudiese salir. Ahora sólo falta trabajar en las pequeñas cosas que han salido a flote gracias a esto.


Soy inmune a la muerte, no necesito bendiciones porque siempre tengo buena suerte

No hay comentarios:

Publicar un comentario