Ayer
en la ducha descubrí que mi mundo se estructura en torno a tres
tipos de chicas;
Existen
las que van de frente y son transparentes. Te dicen lo que quieren,
actúan con claridad, sabes de qué pasta son, y además una vez
entras las pillas, las entiendes, rápidamente, fácilmente. Las
cosas son fáciles, y entiendes por donde vais, te construyes y se
construyen. Pueden ser complicadas, pero sabrás que lo son, porque
lo son y dónde se encuentran esas complicaciones.
Luego
tienes a las tóxicas. Las tóxicas te dejan entender una única cosa
de ellas. Que no entenderás nada más. Te lían, te marean, te dicen
cosas que no tienen ningún tipo de relación con lo que hacen. No
puedes entrar, y si consigues hacerlo vas a tener que superar miles
de barreras de complicaciones y de vueltas. Te atrapan, y piensas que
puedes salir cuando quieras, pero es mentira. Te envuelven y vienen y
se van y vuelven a venir, y se pegan a ti. Llevan el cartel de
“peligro” escrito en mayúsculas y letras de neon en la frente, y
lo ves. Lo ves al principio, aunque a veces vaya camuflado de
fragilidad y pueda confundirse con “busco ayuda, rescátame”. No
la buscan. O si, pero no te lo dirán ni lo aceptaran nunca, y cada
vez que entres y te acerques te darán más vueltas.
Y
finalmente existen las que más miedo dan. Dan más miedo que las
tóxicas porque son buenas. Porque cuando te acercas a una tóxica
sabes que te estás metiendo en algo que no puede salirte bien. Pero
cuando te acercas a una de éstas... Sabes que es bueno. Y que vas a
hacerte daño.
A
ellas también las entiendes. También sabes por donde van en
términos generales, sabes que esencia tienen. Pero cuando entres te
vas a perder. Porque tienes clara la dirección, pero no sabrás por
donde cogerla, y cuanto más entres más querrás conocer. Porque
sabes que la dirección es buena aunque no entiendas el sentido. Te
atrapa su forma de pensar, te quedas con sus expresiones, y cada
pedacito de ellas que comparten contigo te hace desear más, querer
conocer más.
Y yo
nunca soy lo suficientemente compleja o interesante para abarcar todo
esto, o para ser la persona con quien lo compartan. Y entonces,
cuando ya estoy dentro, es cuando veo que quiero salir. Y no se como
hacerlo, porque realmente, querer querer quiero quedarme, quiero
llegar a entender a pesar de que se que posiblemente sea imposible.
Por
eso dan miedo. Porque nunca funciona. Pero te atrapan. Y siempre
quieres que funcione, y siempre quieres saber más.
Y
no, no hay que clasificar, cada persona es única y no creo que
puedas encajar a cada persona de tu mundo en una categoría, y mucho
menos en una de éstas tres. Pero en términos generales, esto es lo
que yo me encuentro. Que siempre soy feliz con las primeras, que me
llenan y me ayudan a crecer y que las cosas son fáciles. Que me
acerco a las tóxicas por puro morbo y adrenalina, por saber, y se
que juego con fuego y se que luego saldré. Y que las últimas, las
que dan miedo, me cogen sin darme cuenta, estimulan cada una de las
neuronas de mi cerebro, y no entiendo donde estoy hasta que estoy.
Pero
bueno.. Mientras no me pierda a mi... es lo que importa al fin y al
cabo, y ahora me importa encontrarme, aprender a buscarme y sacar
pequeñas conclusiones de ello. Creo que he crecido, o, por lo menos,
que he encontrado algo mío que no había salido hasta ahora, he
buscado determinación, he buscado argumentar mis actos, he buscado
ser consciente, responsable y consecuente. Ha salido, y no creía que
pudiese salir. Ahora sólo falta trabajar en las pequeñas cosas que
han salido a flote gracias a esto.
Soy inmune a la muerte, no necesito bendiciones porque siempre tengo buena suerte
No hay comentarios:
Publicar un comentario