Me estoy quedando sin excusas, y eso es bueno, es perfecto.
Hay cosas que dan miedo, que te aterran, que crees que eres incapaz de superar. Y te escondes tras ello. "No, no puedo" así que no pasa nada si fracasas porque total... tu no podías. Vas con la idea de ni siquiera intentarlo, porque un par de veces ya has caído ante lo mismo, así que... ¿para qué esforzarte?
Hasta que un día decides que no, que ya basta, que decir "no puedo" es demasiado fácil, que hay luchas que son constantes y en ésas no vale un día de descanso porque es ese día de descanso lo que hace que no sirva para nada todo el esfuerzo anterior.
He sido capaz de superarme dos veces consecutivas, dos días seguidos, dos caídas esquivadas. Ya no vale decir "no puedo con las comidas familiares". Porque desde el momento en que lo superas una vez, eso es mentira.
Me siento como si estuviese dando de nuevo primeros pasos. Tambaleo. Tengo miedo de caerme y no poder levantarme. Un pie, luego otro, y otro más. No hay meta, porque sólo existe camino, solo ganas de seguir así, haciendo equilibrios. Quiero poder andar segura sin temblar, y que la cuerda por la que de momento me mantengo se convierta en un camino ancho que pueda recorrer algún día sin miedo. De momento sólo son primeros pasos. Una más de las muchas veces que lo he intentado. Pero quiero llegar lejos ésta vez. Quiero no caerme nunca más.
¿Quién dice que no puedo? Quiero. Y con querer no basta. Pero es un principio.
Me estoy quedando sin excusas. Y eso es bueno. Es perfecto.
K.
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